Yonkis y Gitanos (Libros del K.O, 2014) no es un
libro. Es un muy buen libro. Y no es un muy buen libro que trate del Sevilla
Fútbol Club. Es una confesión descarnada de su autor, José Lobo. Y tan
descarnada es esta confesión que puedo incluso, a riesgo de no ser comprendido
y seguido, afirmar que es un buen libro de poemas. De poesía en prosa. De
poesía vacía de retórica. Pero llena de lirismo. Porque no hay mayor lirismo
que el que procura la sangre; la víscera. Y este muy buen libro está lleno de
sangre y víscera. Y este es el único modo en el que uno puede hacer poesía. Del
único modo en el que uno puede hablar, si no de lo que más ama, de lo que más
ha amado.
Partiendo de lo anecdótico, de lo anodino, Lobo
construye su propio universo y nos hace partícipes: es difícil no identificarse
con algunas de sus experiencias, de sus reflexiones, de sus posicionamientos. Y
nos cuenta historias que para otros pasarían desapercibidas. Pero que para el
autor son un punto desde el que construir todo un escenario.
Tener un propio universo es fundamental para
escribir un muy buen libro. Y el autor lo tiene. Pero, además, posee una visión
personal, diferente: su modo de mirar, la dirección en la que lo hace no es la
habitual. No es mejor ni peor, es distinta. Lobista, podríamos decir. Por
ejemplo: para poner en valor la victoria pondera la importancia y dignidad de
la derrota. Por ejemplo: sitúa el protagonismo de lo que acontece en el Ramón
Sánchez Pizjuán en la afición, no en el equipo. Matices, sí. También pilares
Decía que no es un libro sobre el Sevilla F. C..
Y no lo es aunque hable de él. Aunque ponga ejemplos (partidos, anécdotas,
resultados, jugadores...) del Sevilla F. C.. Porque realmente está hablando de
todos los equipos de fútbol. Es más, está hablando de cada uno de nosotros, de
todos los grupos sociales elementalmente organizados. Porque sus reflexiones y
confesiones pueden aplicarse a cada uno de ellos. Sin duda.
Y lo hace transversalmente: el fútbol, el Sevilla
F. C., es la excusa para hablar del mundo (del mundo que Lobo observa desde su
universo): de política, de sociedad (magistral es el retrato que hace de
Sevilla, de su sociedad más rancia, de los emblemas de la mal llamada
sevillanía, en no más de diez líneas), de religión, de cine...
Y para hacer todo esto emplea un lenguaje
narrativo directo, sencillo, accesible. Pero también desde un caos (universo
personal) ordenado, como esos barrios árabes andalusíes en los que da gusto
perderse.
Un muy buen libro que se lee con gusto. De esos
que se cogen y no se sueltan hasta que se terminan de leer (a mí me ha pasado).
El primero de muchos en cuanto el autor se lo proponga.
Cómprenlo y disfruten.
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