Aquí os dejo un poema en el que aparece todo lo que indico:
Llegaba Brasil como clara favorita:
Jairzinho, Pelé, Rivellino.
Era mil novecientos setenta.
España tampoco ganaría nada.
En mil novecientos setenta
España sólo podía perder.
Era campeona del mundo en perder.
En perder hijos, hermanos, padres.
Ya eran treinta y cuatro años perdiendo.
Éramos los indiscutibles campeones.
Treinta y cuatro años ya…
Parecía un año más.
Pero no: era mil novecientos setenta.
El Sevilla, Hita, Baby Acosta, Lora…
tampoco había ganado nada.
Quedaba tercero,
pero tampoco ganaba nada.
Casi nadie ganaba nada en España
en mil novecientos setenta.
Tu habitación era muy pequeña,
pero cabía un crucifijo.
Entonces España era hija de Dios.
Y siempre cabía un crucifijo.
Los médicos hicieron lo que pudieron.
Pero fue poco.
Entonces, en España,
los médicos sólo podían hacer
lo que podían.
Era mil novecientos setenta
y Brasil era, por vez tercera,
campeona del mundo de fútbol.
Seis meses después:
mil novecientos setenta y uno.
Tampoco fue un año más.
La abuela era viuda.
Papá, huérfano.
Los titos, huérfanos.
Las titas, huérfanas.
Veo ahora los mundiales y te recuerdo.
España ha sido campeona de Europa de fútbol.
Y aunque no ha sido aún campeona del mundo,
ya no somos campeones en perder.
Ya no perdemos hijos, hermanos y padres.
Y los médicos ya hacen más de lo que pueden.
Y casi todos ganamos cosas.
1970,
Los desperfectos
Ediciones En Huida, 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario